Para un análisis del sistema político chileno durante el gobierno de Montt, creemos necesario antes que nada, buscar una definición para “sistema político”, y establecer que “el objetivo del análisis sistémico no es la totalidad sino la generalidad de un fenómeno”[1].
Podríamos definir entonces al Sistema Político como el “conjunto de instituciones, de grupos y de procesos políticos, caracterizado por un cierto grado de interdependencia reciproca”[2], o si se prefiere, como “un conjunto de procesos (y sub procesos), todos analíticamente descomponibles o ínter actuantes entre si”[3].
En efecto, un sistema político es un organismo vivo que posee dinámica, movimiento y elementos propios, que podríamos identificar para el caso chileno durante el gobierno de Manuel Montt con Espacio, Gente o “magma social”, Instituciones y Cultura Política.
El “Espacio” seria el medio geográfico, el territorio “esto porque su geografía y clima altamente diferenciados han influido notablemente en instituciones y formas de gobierno"[4]. Por eso se ha señalado que el proyecto de Portales, se vio favorecido por una serie de factores socio-geográficos pues “Chile entre todas las ex colonias españolas, será la única que presenta la más compacta unidad social y geográfica. Su territorio reducido a lo que hoy es Chile central, era relativamente pequeño, la mayoría de sus habitantes vivía en el área que comprendida entre
El poder de Santiago se vera en serio peligro por el desarrollo económico que comenzaban a experimentar las provincias del norte y sur de Chile. El Estado chileno se alineara en torno al oligarquismo conservador, acentuando las disputas entre capital y provincia. “La contradicción Capital-Provincia (...) es el reflejo de la lucha de un sector de la burguesía de provincias, como la minera del norte chico y la triguera y molinera del sur, de una capa burguesa consiente de que mas de las tres cuartas partes de las entradas provenientes de la exportación, se debían a los productos elaborados en las provincias. De un sector burgués, que protestaba contra la capital Santiago, que prefería representar mas los intereses de la burguesía comercial y de los terratenientes de la zona central, que los de la nación, porque se quedaba con la mayoría de los ingresos fiscales, realizaba obras publicas e inversiones que favorecían fundamentalmente a los comerciantes y latifundistas santiaguinos y no repartía a las provincias las rentas aduaneras y estatales en forma proporcional a las riquezas que entregaba las diferentes regiones del país”[6].
“La Gente o magma social” lo comprenden por un lado; los actores formales del sistema Portaliano, las elites, y por otro lado los actores informales del sistema, el “pueblo minero”[7].
Los primeros gozan del poder político, social y económico. Sus miembros forman las elites conservadora y liberal. “Los conservadores tendían a pertenecer de lugares que eran centros sociales favorecidos, digamos que centros administrativos coloniales, de los cuales habían obtenido tradicionalmente ventajas políticas y económicas. Los liberales tendían a localizarse en la periferia social, a menudo ciudades provinciales, con menor acceso al centro de poder económico y político. La localización geográfica influía en las tendencias políticas. Los conservadores, fueran civiles o militares, procedían del corazón del país y se inclinaban por la asunción de pautas centralistas y de apoyo a la iglesia. Los liberales vinculados a las provincias no privilegiadas, apoyaban a menudo el federalismo, la igualdad legal y la destrucción de los privilegios militares y eclesiásticos”[8]. La elite liberal no poseía poder político alguno, por la nula circulación de las elites que el sistema Portaliano generaba. Y será esta nula circulación de la elite liberal, la que genere los “factores perturbadores” del sistema político Portaliano, desencadenado finalmente la revolución Constituyente de 1859.
[1] Norberto Bobbio, Incola Matteucci y otros. Ibid. Pág.1464.
[2] Norberto Bobbio, Incola Matteucci y otros. Ibid. Pág. 1464.
[3] Norberto Bobbio, Incola Matteucci y otros. Ibid. Pág. 1466.
[4] Federico G. Gil, El Sistema Político chileno, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile 1969. Pág. 19
[5] Federico G. Gil, Op. Cit. Pág. 53.
[6] Luis Vitale Interpretación Marxista de
[7] Hemos decidido emplear este concepto, por considerarlo más apropiado y específico al estudio realizado. Pero estamos claros que los actores informales también lo componían los inquilinos y peones del centro y sur de Chile. Estos unidos al “pueblo minero” formarán en su conjunto, el llamado “bajo pueblo”.
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